Reconozco mi inocencia; es decir, mi error. Ayer escribía, recordando mi artículo del 1 de agosto (Casado, Rivera, Abascal: Abstención.) que era necesario dar estabilidad a la Nación y permitir, mediante acuerdos, que la derecha dejase gobernar a Sánchez. La única razón era no permitir que España cayese en manos de comunistas, independentistas, filoterroristas y demás gentes de oscura trayectoria.
Hoy vuelvo a la realidad. Visto el acuerdo de Gobierno con los comunistas de Unidas Podemos se deshace cualquier esperanza. Nos asomamos al abismo.
¿Qué ha ocurrido?
Es fácil de explicar. El señor de la Moncloa ha adivinado esa posibilidad: que desde la derecha le ofreciesen un pacto de estabilidad, por España, por la unidad, por la convivencia, para acabar con los independentismos. Le ha entrado pavor. Se ha adelantado. Como siempre haciendo trampas, con las cartas marcadas, con la venganza preparada. Él no está a eso.
La pregunta…
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